El comercio marítimo es clave para la economía del mundo. No obstante, acontecimientos atípicos como la pandemia por COVID-19 y como consecuencia la crisis económica global, han generado serios inconvenientes en la industria del transporte marítimo y la logística internacional. Uno de ellos es, sin duda alguna, la escasez de los contenedores, aquellos recipientes especialmente construidos para facilitar el traslado de las mercaderías.
Esta situación se debe a que las medidas de restricción y confinamiento para paliar el virus propició la reducción en la cantidad de trabajadores portuarios, el cierre de agencias logísticas y la reducción de barcos en las navieras. Además, otras razones fue la reducción de barcos por parte de las navieras y la disminución de las exportaciones de Estados Unidos a China hasta un 14% durante el año pasado.
Esto generó indudablemente demoras en el despacho de contenedores y un lógico incremento de los costos. De hecho, al 10 de junio de 2021, el Índice mundial de contenedores (WCI) de Drewry, índice global de tarifas de fletes por contenedor al contado, alcanzó un máximo de 6,727 dólares por unidad, en todas las principales rutas.
Adicionalmente a ello y de acuerdo con la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, países como Estados Unidos comenzaron a almacenar contenedores previendo escasez para satisfacer sus flujos normales, provocando una limitación más aguda en la disponibilidad de los fletes en los países latinoamericanos, si aterrizamos esta problemática a la región.
Para enfrentar este panorama -que se prevé que no cambiará en el corto plazo, sino hasta finales de este año- expertos recomiendan a las empresas estar preparadas y contar con planes de contingencia desde dos frentes: el primero, con seguros de crédito comercial para proteger sus ventas y el segundo, contar con una buena liquidez para que puedan cumplir en tiempo y forma con sus envíos en caso de un aumento imprevisto en costos dentro de toda la cadena logística.
Solo para tener en cuenta, de acuerdo con datos de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), alrededor del 80% del comercio mundial se realiza a través de la vía marítima y, sin este, no sería posible la globalización.